lunes, 13 de agosto de 2007

South Park


Por:Ismael Serrano.

En South Park los niños dicen tacos, se vuelven respondones y desobedientes y se tiran pedos. Todo lo aprenden al colarse en el cine para ver una película canadiense no apta para menores. La buena gente de la comunidad se indigna y se desespera al ver como sus hijos se escapan del redil, así que deciden declarar la guerra a su país vecino, Canadá. Creo que a Charlston Heston no le han gustado demasiado los dibujos animados estos de South Park. Supongo que habrá movilizado a sus chicos de la Asociación del Rifle para que no vean la tele, para que la boicoteen. Suele ser habitual en los Estados Unidos que les parezca muy obsceno aquello de los tacos, el sexo o la desobediencia y sin embargo, nos les resulta igual de reprobable la violencia, la guerra o las armas. Les escandaliza que un presidente haga sus cosas con una becaria, pero que ese mismo presidente declare una guerra, un embargo o engorde el presupuesto de los misiles, les parece normal. Seguro que a los amigos de Charslton Heston les parece muy recomendable las películas de Steven Seaggel, pero nunca recomendarán la de South Park. No lo entiendo, porque encima en los dibus de South Park, Sadam Hussein sigue siendo el malo malísimo, como en la realidad, y encima es homosexual, amante del mismísimo diablo en persona, casi como en la realidad.

Les recomiendo que vayan a ver South Park, no sólo porque se retorcerán de risa en la butaca, sino por ser una burla feroz a una sociedad mojigata en la que cotidianamente niños y niñas salen a la calle con un rifle bajo el brazo y sueñan con ser las más populares de la high school celebrándolo con una buena ráfaga de disparos sobre sus compañeros de clase. Así que recomiendo a los niños de Estados Unidos, a todos los niños, que digan tacos, que se vuelvan respondones y desobedientes, que se tiren pedos, que vean South Park.

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